Honduras plantea problemas por la presencia de la base militar de EE.UU. ante posibles deportaciones masivas

La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, advirtió a estos miles de personas que su gobierno podría reconsiderar la permanencia de la base militar estatal en el país, así como la administración de Donald Trump, quien asumirá el poder el 20 de enero, trayendo consigo deportaciones masivas de Migrantes hondureños en Cabo. En un mensaje de Año Nuevo a nivel nacional, Castro calificó esta posible «actividad hostil» que impactará fuertemente la relación entre ambos países.

“Ante la actividad hostil de expulsión masiva de nuestros hermanos, tendemos a considerar un cambio en nuestras políticas de cooperación con Estados Unidos, especialmente en el ámbito militar donde, sin pagar un centavo, durante décadas, mantenemos bases militares en nuestro territorio. que en este caso perderán toda razón de existir en Honduras”, afirmó el representante.

Estas declaraciones se producen en un contexto de crecimiento incierto de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, gran parte del cual tiene que ver con las políticas de inmigración de la próxima administración Trump. Durante su campaña, el presidente electo reafirmó su compromiso de abordar las deportaciones masivas como parte de su estrategia de control migratorio, postura que ha generado tensiones en varios países de la región.

La base militar y su mapa en Honduras

Desde 1982, Estados Unidos mantiene la Base Aérea José Enrique Soto Cano, conocida como “La Palmerola”, en Comayagua, centro de Honduras. Según información oficial, esta instalación alberga a más de 500 militares estatales y también emplea a civiles hondureños y estatales. Aunque su presencia se justifica en términos de cooperación y seguridad regional, Castro sugirió que esta relación podría reevaluarse si se percibiera que las acciones prestan atención a los derechos de los migrantes hondureños.

El presidente expresó su esperanza de que el nuevo gobierno estadounidense opte por una relación basada en el entendimiento mutuo y la colaboración.

“Esperamos que la administración de Donald Trump esté abierta al diálogo constructivo y amistoso y que no haya reacciones innecesarias contra los inmigrantes”, dijo Castro en su mensaje.

Un futuro incierto para los migrantes

Las promesas de campaña de Donald Trump han generado un clima de preocupación en las comunidades migrantes de Estados Unidos, particularmente entre los hondureños, quienes representan un porcentaje importante de los inmigrantes indocumentados en ese país. Ante la posibilidad de deportaciones masivas, miles de personas intentaron cruzar a Estados Unidos antes de que Trump asumiera el mando, lo que ha generado tensiones en los países de tránsito y en el frente estatal.

Honduras, al igual que otros países de la región, depende en gran medida de las respuestas enviadas por sus ciudadanos extranjeros, quienes representan una fuente crucial de ingresos para la economía nacional. Una deportación masiva no sólo impactaría a las comunidades de migrantes, sino que también tendría importantes consecuencias económicas y sociales para el país centroamericano.

Respuesta pendiente de Estados Unidos

Hasta el momento, el equipo de transición de Donald Trump no ha respondido a las declaraciones de Xiomara Castro. Sin embargo, la postura del presidente hondureño podría marcar un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, especialmente si las políticas migratorias del próximo gobierno estatal son percibidas como una mejora para la estabilidad de los países centroamericanos.

Castro dejó claro que Honduras está dispuesta a replantear su cooperación con Estados Unidos si no se respeta a su población migrante. Su mensaje refleja un desafío directo a las políticas de Trump mientras busca proteger los intereses de los hondureños afectados por la migración forzada y la falta de oportunidades en su país de origen.

El futuro de la base militar estatal en Honduras, así como la agitación de las relaciones entre ambos países, dependerá en gran medida de cómo se desarrollen los primeros meses de la administración Trump y de si se puede establecer un diálogo que permita abordar los problemas migratorios de manera articulación. En un panorama de alta tensión, la diplomacia será la clave para evitar un deterioro en las relaciones entre Honduras y Estados Unidos.