Bajo la medida, se suspendieron ciertos derechos constitucionales, incluyendo permitir a las autoridades realizar arrestos sin orden judicial y dar acceso al gobierno a las comunicaciones de los ciudadanos.

Con casi el dos por ciento de su población adulta tras las rejas, El Salvador tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo.

El aumento de la población carcelaria tras las medidas antipandillas, que apoya la gran mayoría de la población, ha puesto a prueba el ya sobrecargado sistema penitenciario del país. La prisión más grande de El Salvador, La Esperanza, alberga actualmente a 33.000 personas a pesar de tener una capacidad de 10.000.

El director de prisiones de El Salvador, Osiris Luna, dijo que la nueva prisión tendrá una extensión de más de 410 acres, mientras que 600 soldados y 250 policías la protegerán.

“Todos esos muchachos en casa, esos terroristas en la organización que hicieron sufrir a nuestro querido pueblo salvadoreño, serán encerrados y sometidos a un régimen duro”, dijo Luna a la televisión estatal.

A 2021, el sistema penitenciario de El Salvador contaba con 20 centros penitenciarios con una capacidad de 30.000 personas con 35.976 reclusos.