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Es imposible cuantificar la cantidad de contenidos en las redes sociales que recomiendan el restaurante de última moda, el imperdible “planazo gratis” o los mejores sitios para visitar en cualquier ciudad del mundo. Cada día se acumulan kilómetros de nuevos vídeos, publicaciones e historias de Instagram con este tipo de sugerencias, que se han ido reproduciendo a lo largo de los años con la intención de seducir a los usuarios de las diferentes plataformas.
Este fenómeno ha dado lugar a un término para describir la necesidad de mantenerse alejado de todo lo que les sucede a los demás: FOMO, siglas en inglés. tengo miedo de perder, lo que se traduce como quiero perder algo. Sin embargo, ahora todos los usuarios se rebelan contra esta tendencia, diversos estudios han demostrado que es perjudicial para la salud mental y han decidido abrir el camino correcto, rebajado como JOMO (símbolo inglés). alegría de perderse: alegría o disfrute de perder algo).
“No debemos tener miedo de perder nada, pero debemos tratar de garantizar la sencillez y el énfasis que aportamos a una buena vida humana. No importa lo que tengamos, siempre perderemos algo, porque intentar hacerlo todo es una idea terrible», explica Sven Brinkmann, psicólogo y filósofo danés, autor del libro. La alegría de perder cosas.. El divulgador, que en su libro promueve la necesidad de reducir el ritmo frenético que imponen las redes sociales, insiste en la idea de que hacer cosas no deseadas no siempre es sinónimo de felicidad. “Muchos estudios psicológicos han demostrado que las personas son más felices si tienen menos opciones para elegir. Esto es lo que se llama la paradoja de la elección. Si aprendemos a hacer más, tendremos más posibilidades de ser felices con lo que tenemos, en el lugar donde tendremos más tiempo.
Aunque ambos nombres se han utilizado principalmente para describir las dos tendencias en relación a la incorporación a redes sociales, el vendedor JOMO acumula más de 54 millones de visitas en TikTok, mucho menos que el más popular FOMO, que suma 880 millones”, afirma Brinkmann. número. Se trata de “fenómenos existenciales” que van mucho más allá de la tecnología. “Lo más importante es que FOMO se refiere a la necesidad de estar donde todo sucede, experimentando y viviendo al máximo. Si vives en una búsqueda nunca podrás tener éxito, porque siempre tendrás que esforzarte más para ver y hacer”, afirma.
“Cuando nos preguntamos tantas cosas en el día que no vemos, terminamos sintiéndonos ansiosos, frustrados, culpables de no hacer todo”, explica la psicóloga clínica Patricia Ramírez, conocida online como @patri_psicologa. «Las personas que elijan el JOMO tendrán que tomar una decisión deliberada y consciente para no tener que preocuparse por todo y poder vivir una vida plena y sentida, a pesar de que no se vaya a viajar a todos los países, o que No les importa nada» la comida del mundo o no está en todos los restaurantes, en todos los platos deliciosos y en todas las cosas que la gente entiende por lo que deben visitar.
Saturación de contenido
Así, los vídeos de noches de discotecas reunidos con amigos en la playa son sustituidos por gente saliendo por la noche en casa. Los vídeos de TikTok que utilizan el mismo audio y muestran escenas de la vida cotidiana tienen signos de antigüedad. “Honestamente, mi problema más tóxico es que no tengo FOMO, tengo la felicidad de perderme cosas”, dice una de estas publicaciones que sugiere que una mujer ponga una taza de té en su taza para pasar la noche mientras prepara una bebida en la cama . .
«Estamos viviendo un momento de autoconciencia, en el que mucha gente ha aprendido desde entonces que está constantemente conectada e intentando emular lo que no se hace online les hace felicidades», afirma la psicóloga sanitaria Alicia Banderas, que investiga el efecto que tiene sobre pelirrojas sociales. Las redes mantienen tu salud mental. Los datos están dentro de lo razonable. Un estudio de 2017, realizado por la Sociedad Real de Salud Pública de Gran Bretaña, muestra que uno de cada cinco jóvenes dice que usar Instagram le provoca sentimientos de ansiedad ansiosa. En España, el 25,9% de las chicas y el 20,5% de los chicos de entre 14 y 18 años admiten hacer un uso «problemático» de Internet, capaz de influir en su autoestima y bienestar.
«Hay gente que ha decidido desconectar, y que ha encontrado en JOMO una manera de escapar del refugio de las pelirrojas», explica Banderas. Sin embargo, esta logopsicología también recomienda videos de autoayuda relacionados con esta etiqueta en redes sociales con contenidos que indican la necesidad de perder cosas, mientras se aprenden planes depresivos y se prepara un café con una máquina gamma de alta velocidad. «Esto aunque se convierta en una moda, aunque la idea inicial se confunda simplemente con sencillez».
Para Patricia Ramírez, sin embargo, no es contradictorio que JOMO, como otros fenómenos populares entre los jóvenes, tenga tanta presencia en las redes sociales. «Practicar JOMO no significa que tengamos que utilizar recursos sociales, sino filtrar los contenidos para encontrar sólo lo que nos interesa, en un consumo indiscriminado». Además, ahora las mismas redes se han convertido en uno de los principales canales de información. Es normal acceder a Instagram o TikTok desde estos fenómenos, explica que es especialista.
La virtud del ecogerse
Sven Brinkmann también informó que cuando experimenta FOMO, inmediatamente se pregunta si la necesidad de no perderse nada, de hacer algo y de experimentar todo lo posible es inherente a la naturaleza humana. «Es una idea equivocada. A lo largo de la mayor parte de la historia de la humanidad, no tenemos una filosofía más amplia. Mejor así, si se ha reducido alguna virtud. Es algo que vemos en la mayoría de las ideas filosóficas y religiosas de todo el mundo. Sin embargo, con el alegato de la sociedad de consumo, se fomentó esto y se enseñó a la gente que el sentimiento de la vida es consumir tanto como sea posible», reitera Brinkmann.
Pese a esta saturación de contenidos, los expertos reconocen que en la mayoría de los casos FOMO es un paso adelante, que automáticamente deja espacio a su contraparte positiva. “Lega una edad, con la madurez, en la que tienes la capacidad de decidir lo que quieres o no en tu vida: cuáles son los valores importantes”. Sí, es aquí cuando todo el mundo te lo dice porque no tardas en perder cosas y, además, te divertirás sabiendo que has decidido rendirte y que no estarás preparado para todo. Con esta conclusión, tranquilo”, pide Ramírez.
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