Kyrsten Sinema dice adiós al Senado. La legisladora independiente por Arizona ha anunciado este supermartes que no buscará reelegirse en el cargo en las elecciones de noviembre. La senadora llegó a la Cámara Alta en 2019 como Demócrata, pero renunció al partido en 2022 después de una legislatura en la que coincidió con los republicanos en muchas posiciones. Esto inició una serie de esfuerzos en su Estado para removerla del escaño. Con su renuncia, la legisladora admite que enfrentaría una dura batalla para mantenerse en Washington. “Porque elijo la civilidad, el entendimiento, escuchar y trabajar juntos para lograr cosas, es que abandonaré el Senado a finales de este año”, aseguró Sinema en un mensaje en las redes sociales.

Sinema, de 47 años, es la primera senadora abiertamente bisexual. Maratonista de fondo y agnóstica que juró al cargo con una mano sobre la Constitución en lugar de una Biblia. Llegó al Senado después de haber triunfado en 2018 sobre su rival republicana en una apretada contienda y con una diferencia de solo 2,3%. Su elección ayuda a ilustrar el paso que Arizona ha dado en los últimos años para convertirse en una entidad morada, un Estado con una fuerte y nutrida presencia republicana, pero con dos senadores demócratas (el otro representante es el astronauta Mark Kelly). La propia Sinema, la primera mujer que representa a Arizona en la Cámara Alta, usó como referente a una de las mayores figuras políticas conservadoras, John McCain, el extinto héroe de guerra repudiado por el Trumpismo. El crecimiento de los demócratas en el bastión republicano se confirmó con la llegada de una gobernadora en 2022, Katie Hobbs.

La salida de Sinema de la campaña perfila una de las elecciones más cerradas para el Senado, donde están en juego 34 de 100 asientos. El reemplazo de la senadora saldrá, presumiblemente, de la contienda entre el congresista demócrata Ruben Gallego, un exmilitar hijo de madre colombiana y padre mexicano, y Kari Lake, una expresentadora de televisión que inició su aventura en la política al lado de Donald Trump. Lake intentó convertirse en gobernadora en las elecciones de 2022, pero perdió ante Hobbs en unos comicios en los que asegura, sin pruebas, que hubo fraude. Arizona celebra sus primarias el 30 de julio.

La senadora Sinema abandonó a los demócratas en 2022 argumentando que no se sentía cómoda en un sistema bipartidista en un país fuertemente polarizado. Sus posiciones en el Senado habían provocado frustración entre sus compañeros de bancada en una Cámara que comenzó la legislatura dividida 50-50 entre demócratas y republicanos, con la vicepresidenta Kamala Harris siendo el voto de desempate (hoy el partido del presidente Biden tiene la mayoría por la mínima. Algo similar ocurrió con las posturas de Joe Manchin, el senador por Virginia Occidental, y quien también tiró la toalla en su esfuerzo por reelegirse en otoño.

“Sigo creyendo en mi visión, pero no es lo que Estados Unidos quiere ahora”, dice Sinema en su video de despedida. La senadora cree que en el ambiente político de hoy “el ceder en los puntos de vista para coincidir es visto como algo malo”. Tendió la mano a los republicanos hasta el último momento. Estuvo involucrada en las duras negociaciones entre demócratas y republicanos para lograr un acuerdo para asegurar la frontera con México y así desbloquear en el Congreso la ayuda militar a Ucrania e Israel. Este pacto bipartidista, trabajado durante varias semanas, se desmoronó cuando Donald Trump ordenó a su bancada no apoyarlo. “Si quieren seguir usando la frontera sur como fondo de su campaña política está bien, buena suerte. Pero tengo un mensaje para quienes piensan así: No vengan a Arizona, llévense su teatro político a Texas”, dijo Sinema en el Senado tras el fiasco.

“Ha sido nuestra aliada en muchos temas muy importantes que preocupan a los estadounidenses”, aseguró la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre después del anuncio de Sinema.

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La posición moderada de la senadora había sido respaldada en 2023. En los tres primeros meses del año pasado logró recaudar 2,1 millones de dólares para la campaña de reelección. Pero los donativos se fueron frenando conforme avanzaba el año. Lo cerró con 10,6 millones de dólares en mano, una cifra importante, pero lejana a los 24 millones que gastó en 2018. Al convertirse en independiente, Sinema debía invertir en una estructura que le permitiera reunir unas 40.000 firmas de simpatizantes para asegurarse un lugar en la boleta junto a los candidatos demócratas y republicanos. Después de esto, aún debía recaudar más para competir. Las encuestas, no obstante, la tenían en tercer lugar detrás de Gallego y Lake, quienes han reunido más recursos.

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